04 junio 2025

Mi Arcadia

La anterior entrada de este blog se titulaba así: "¿Por qué caminar incluso cuando llueve?" Terminé contestando a esta pregunta tajantemente: "Porque voy a alguna parte. Nada ni nadie me garantiza alcanzar mi meta, pero yo sigo caminando. A veces me paro, descanso, tomo aire y prosigo mi camino. Y aunque a veces llore, chille y patalee, cuando retomo la senda que yo considero adecuada me siento bien".

Hoy quiero revelar hacia dónde camino: hacia mi Arcadia personal, esa ciudad imaginaria, ese lugar de mi mente donde me siento bien. Quizá nunca llegue, pero caminando hacia ella me siento más cerca de eso que unos filósofos griegos como Epicuro llamaron ataraxia y otros, como Aristóteles, eudaimonía. No hablo ni siquiera de felicidad, me conformo con un objetivo más humilde, la serenidad, el bienestar personal...

En la Arcadia de la que os hablo rige lo que yo llamo filosofía de la tragedia y la conmoción. Podría intentar esbozarla de la siguiente manera:

1. En el Cosmos existe belleza, bien y verdad (lo que Tomás de Aquino llamó trascendentales del ser); pero también sus contrarios, debemos ser realistas. La tragedia cósmica nace del choque entre contrarios, surgiendo una guerra espiritual en la que, reconozcámoslo, el mal lleva ventaja pues actúa sin límites, restricciones ni escrúpulos morales. 

2. La dureza del mundo nos hace aflorar muchas veces angustia vital y melancolía. Es comprensible, no debemos sentirnos mal por ello. Las ganas de rendirse, de tirar la toalla, siempre se ciernen sobre nosotros.

3. Sin embargo, podemos preguntarnos: ¿por qué el mal no termina de derrotar al bien, pese a todo? He pensado mucho al respecto, he probado el sabor amargo de la derrota emocional miles de veces y he renacido otras tantas como el ave fénix. Me he sentido abatido y desesperanzado hasta dudar de mi propia cordura y he llegado a la siguiente conclusión: si Schopenhauer habló de la voluntad de vivir y Nietzsche de la voluntad de poder, yo quiero cerrar este "círculo de la voluntad" con el concepto de la voluntad de amar, un instinto, un impulso innato, una pulsión del alma humana para apreciar no sólo a las personas, sino también todo aquello que es trascendental, ya sabéis: la tríada formada por el bien, la belleza y la verdad. Cabe la opción, que es la que promueve esta filosofía lúcida, de abrazar una razón fraternal virtuosa, justa y conmovedora. Experimentar auténticamente la conmoción de la parte buena, bella y verdadera del Cosmos dota de sentido a nuestra existencia y nos impulsa a cultivar y propagar la excelencia en todos los campos, extrayendo así todo lo positivo que hay en nuestro ser. Sin garantías de éxito ni promesas de victoria, sólo y exclusivamente por fidelidad hacia todo lo que merece la pena.



29 mayo 2025

¿Por qué caminar incluso cuando llueve?

En mi primera entrada de este blog, hablé de la importancia que tiene para mí el pensamiento de Albert Camus. Un encuentro superficial con su obra podría hacernos recelar de su concepto de rebelión contra el absurdo pues, si todo es absurdo, si la vida carece de sentido y está llena de tragedia, ¿por qué hacer algo al respecto? Dejémonos llevar por el nihilismo, no creamos en nada ni nadie, no alberguemos esperanzas.

Sin embargo, conforme profundizo un poco más en las capas de su pensamiento, descubro -o interpreto yo- que quizá no es tanto que la vida sea absurda sino que, muchas veces, somos nosotros quienes nos sentimos absurdos cuando descubrimos que las cosas no son como esperábamos, que nuestros sueños de juventud se desvanecen o que, incluso, nos lamentamos cuando vemos que nuestros esfuerzos parecen no fructificar o que no estuvimos atentos al hecho inexorable de que nos acercábamos al iceberg de la realidad, hemos chocado contra él y ya no hay marcha atrás.

Si a ti -o a usted, como prefiera-, que me honras leyendo estas palabras quizá torpes que brotan cuando aporreo mi ordenador, te pasa como a mí, que no te basta con recurrir al pensamiento mágico consistente en repetirte mantras tales como "todo irá bien" o "todo se arreglará"; ya sabes algo muy importante, y es que no existen soluciones simples, facilonas, a los problemas de la vida -que suelen ser muy complejos y, a veces, ni siquiera poseen solución o no somos capaces de encontrarla-. Sin embargo, tengas muchas o pocas esperanzas, tienes la opción de hacer lo que consideres correcto y sentirte bien contigo mismo por ello. No hay más.

Hará cosa de un mes y medio asistí a un magnífico taller de escritura en el que nos relataron a los asistentes el caso de "La ballena 52", una ballena que emitía su canto a cincuenta y dos hercios, una frecuencia mayor a la práctica totalidad del resto de ballenas y, por ello, estaba condenada a nadar en solitario, ya que no podía comunicarse con ninguna de sus semejantes. Si yo pudiera trasladarle un mensaje a esa ballena, sería el siguiente: "no te voy a engañar, sé perfectamente lo que es tener la tentación muchas veces en mi vida de rendirme cuando me he sentido solo o incomprendido, pero ahora te digo que sigas cantando, que te sientas orgullosa de tu singularidad".

Quiero terminar estas palabras contestando a una pregunta que nadie me ha formulado: ¿por qué he titulado esta bitácora Caminante bajo la lluvia? ¿Por qué caminar incluso cuando llueve, aunque caigan chuzos de punta y me arriesgue a calarme hasta los huesos? Porque voy a alguna parte. Nada ni nadie me garantiza alcanzar mi meta, pero yo sigo caminando. A veces me paro, descanso, tomo aire y prosigo mi camino. Y aunque a veces llore, chille y patalee, cuando retomo la senda que yo considero adecuada me siento bien.

27 mayo 2025

Escribir, la rebelión pacífica frente a la tragedia y el absurdo

Albert Camus, filósofo y escritor francés del siglo XX, habló de un mundo que él consideraba absurdo y planteó que la única salida razonable y ética pasaba por una rebelión pacífica frente a ese absurdo que parecía quemarle. Dicha rebelión consistía, según creo, en disfrutar de lo poco bello, bueno y verdadero que aún queda en este mundo y en el encuentro auténtico y fraternal con otros seres humanos, comprometiéndose con la reducción de la violencia y el sufrimiento.

Tomando a Camus como punto de partida, para mí el mundo, más que absurdo, es trágico. Puedo asumir que el mundo sea imperfecto, puedo vivir con la angustia que me producen las pequeñas injusticias de a pie de calle, por así decirlo; pero me parece devastador e inaceptable, por ejemplo, que gente como Benjamin Netanyahu no se esté pudriendo ya en la cárcel por una buen temporada, quizá para el resto de su vida. Recibiendo un trato digno en prisión, por supuesto, pero privado de libertad y de poder.

Comienzo este blog o bitácora porque no encuentro una forma más eficaz de desahogarme que escribiendo. Quería un espacio personal para escribir, cuando pueda y como pueda, sin pretensiones, unas veces con ternura y otras veces, dando puñetazos y patadas dialécticas.

Si queréis, tomad asiento y sed bienvenidos. Sentíos en vuestra casa.

Mi Arcadia

La anterior entrada de este blog se titulaba así: "¿Por qué caminar incluso cuando llueve?" Terminé contestando a esta pregunta ta...